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En todas las épocas, han surgido doctrinas, métodos, técnicas, teorías y ciencias que intentaron acercar al ser humano a su Realidad Primordial y Eterna.
En mayor o menor grado, todas contenían en su esencia, en su espíritu, una línea vagamente perceptible a quienes tuvieran al menos una Llave para abrir alguno de sus Portales por el cual penetrar en el Misterio y el Secreto velado en los Mitos y Símbolos.
Ese hilo de Ariadna que nos conduce dentro, en el interior y fuera del Laberinto Iniciático es la Tradición Primordial, siempre presente y siempre vigente en las Escuelas de Misterios.
La Masonería Iniciática es una de ellas. La Luz se oculta en ella. Y la Masonería Egipcia es uno de esos intentos francos para encontrar una Llave que abra el Portal de los Misterios a quienes aprendan a ser Suplicantes Puros, sinceros buscadores de Su Verdad y Esencia Interior y Divina.
El Escriba
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La Responsabilidad de Adquirir Conocimiento
Hay un dicho en la tradición esotérica iniciática occidental que parece particularmente apta para las Sacerdotisas y Sacerdotes Egipcios:
“Deseo de conocer para poder servir”.
Esto no quiere decir que estemos involucrados en nuestro sacerdocio simplemente porque seamos codiciosos por los secretos o por el estatus, como han optado sacerdotes de sectas o religiones. Esto significa que buscamos el conocimiento tanto como podamos para servir mejor a los Dioses, a nuestra comunidad y a nuestro mundo.
Puesto que el servicio sacerdotal egipcio es esencialmente sobre proporcionar, y mejorar nuestro propio conocimiento base y experiencia, también significa que tenemos algo de valor para dar.
Como una sacerdotisa o sacerdote de divinidades egipcias, en particular Isis, Osiris, Neftis y Seth; probablemente están o mejor propiamente dicho, estaremos en una posición de ser influenciados por otras.
Si estoy instruyendo o instruyen, necesitaremos tener algunos conocimientos bajo control para ser capaces de enseñarlas y compartir.
A medida que nuestros Aprendices e Iniciados aprenden, tendremos que continuar aprendiendo tanto como podamos y siempre que surja, dentro de nuestra comprensión y conciencia algo nuevo que enseñarles.
Si nosotros no seguimos aprendiendo, llegamos a ser como recipientes vacíos, no sólo por los estudiantes sedientos, o nosotros por tener el privilegio de enseñar, sino también para nosotros mismos.
Para conservar nuestra energía intelectual y espiritual fluyendo, debemos seguir aprendiendo.
Soberano Santuario de los Estados Unidos de México